En la era de la inteligencia artificial (IA), el liderazgo corporativo enfrenta un cambio fundamental: adaptarse a un entorno cada vez más automatizado sin perder la humanidad y la innovación. En su artículo A New Corporate Blueprint, Jack Myers resalta que la creatividad no solo es una habilidad deseable, sino una necesidad estratégica para sobrevivir y prosperar en un mundo impulsado por la tecnología.
La IA, aunque poderosa, se limita a tareas repetitivas y análisis basados en datos preexistentes. Este avance tecnológico ha liberado tiempo y recursos para que los líderes y equipos se concentren en desafíos complejos y menos definidos. Es aquí donde la creatividad entra en juego: permite concebir nuevas soluciones, innovar en modelos de negocio y dar respuestas que las máquinas, por sí solas, no pueden ofrecer.
La creatividad, sin embargo, no debe verse como una cualidad abstracta. Myers la sitúa en el corazón de un nuevo modelo corporativo: un equilibrio entre procesos estructurados y pensamiento divergente. Empresas líderes como SpaceX, Google y Apple han mostrado cómo fomentar una cultura creativa genera productos disruptivos, procesos eficientes y ventajas competitivas duraderas.
Un modelo corporativo creativo se estructura sobre tres pilares clave:
- Cultura organizacional creativa: Empresas que valoran la innovación promueven la colaboración, la libertad de ideas y espacios donde se permita el fracaso controlado como parte del proceso.
- Liderazgo centrado en la creatividad: Los líderes deben equilibrar la toma de decisiones analíticas con la capacidad de ver soluciones no convencionales.
- Resultados tangibles: La creatividad debe transformarse en resultados reales, como nuevos productos, servicios y modelos de negocio que respondan a las necesidades cambiantes del mercado.
Finalmente, Myers recalca que la creatividad, combinada con la inteligencia, es la respuesta a desafíos complejos e impredecibles. Adoptar este enfoque asegura no solo la adaptación, sino el liderazgo en un futuro dominado por la IA.
El artículo original puede leerse aquí.