Había empezado con esta chulada de libro llamada Creatividad SA hace poco más de un año pero la vida me comió el mandado y no lo acabé. Me hice el propósito de leer más –fuera de cosas académicas– y entonces lo acabé en diciembre. Otro propósito que tengo es no descuidar esto.
Entonces, as usual, lo rayé, doble y falté mucho al respeto en términos de estética, pero ahora que lo veo, me inspira más confianza y gusta cuando lo cacho observándome desde el librero. Lo respeto más por el uso que refleja. En fin, Ed Catmull (el autor y expresidente de Pixar) da una cátedra amplia de lecciones interesantes que van desde la gestión, hasta el humanismo, pasando por supuesto que por la creatividad.
Sí, me fascinaría que se pusieran en práctica en la institución en la que trabajo, aplicarlas yo, y de paso, muchas otras empresas que conozco. La lectura se hace amena porque está llena de ejemplos que satisfacen el morbo sobre cómo se hizo tal película, o qué problemas presentó Buzz en algún punto, pero más allá de eso, es un libro entretenido, fluido y con algunas ideas buenas.
Alguna vez alguien mencionó que los libros de management pasan de moda muy rápido, hasta que el nuevo modelo llega. En este caso, al estar centrado en las personas, me parece que se mantendrá actual durante un amplio periodo.
Entonces, sin mucho preámbulo, aquí va la primera lista de ideas que me gustaron. En algunos casos, comento sobre ellas y otras creo que se sostienen por sí mismas.
- Cuando se trata de inspiración creativa, la cualificación laboral y la jerarquía no tienen sentido.
- Tener una mesa cuadrada o redonda ayuda más que las rectangulares al momento de tener juntas, pues la gente de los extremos se siente distante.
- Cuando surgen los problemas, no basta con corregir el error original, hay que preguntarse qué es lo que funciona y qué es lo que no.
- Disney inventaba lo inexistente y Einstein explicaba lo que ya era. En lugar de emplear los métodos existentes (Walt Disney), se inventaba los suyos para hacer lo que quería.
- Hay que confiar en el inquebrantable principio de que los investigadores intentarían hacer lo correcto y dirigirlos en exceso sería contraproducente. Los administradores no escrutaban el trabajo, se limitaban a confiar en que innovaríamos. Esto es una chulada porque nadie, o casi nadie, nunca confía en que la gente hará lo que tiene que hacer y, el micromanagement –que está a la orden del día– no funciona con la creatividad o la innovación.
- Hay que ensamblar diferentes clases de pensadores y estimular su autonomía.
- La mayoría de las empresas adopta una política de secretismo cuando quiere arreglar un problema, pero si compartes los problemas, encuentras soluciones ya que estimulas la innovación técnica y la comprensión de la creatividad en general. Por lo tanto, cualquier problema debería tener muchas mentes tratando de solucionarlo. Es terriblemente preocupante cómo se ponen las empresas con su oscurantismo y misterio alrededor de algunos problemas. Hace poco asistí a un curso de formación directiva y una de las cosas más rescatables que dijo el ponente fue que tengamos cuidado de los ‘genios’ porque creen saberlo todo y, tristemente, así se ven las empresas ocultando sus errores.
- Existe la resistencia humana al cambio: los directivos no les basta con tener buenas ideas, deben ser capaces de genera un sentimiento de aceptación de esas ideas entre las personas que se encargaran de utilizarlas. Es por esto que la gente tiene miedo de ponerse creativa, las ideas nuevas, suelen venir siempre acompañadas de un no.
- Por más cuidado que pongas en lo artístico, la elegancia visual carece de importancia si estás contando una buena historia.
- Para forzar el aprendizaje rápido no hay nada como la ignorancia combinada con una imperiosa necesidad de éxito.
- La gente no debe pedir permiso para asumir una responsabilidad y alzar la mano para decir que algo no está bien.
- Aceptar la mediocridad tiene consecuencias más destructivas. Y es que cuantas empresas, personas y organizaciones viven de la ley del mínimo esfuerzo.
- Reunir el equipo adecuado es el requisito para tener las ideas correctas. Un buen equipo está formado por personas que se complementan.
- Las ideas surgen de las personas, por lo tanto las personas son más importantes que las ideas.
- Hay que ser claros y aunque la eficiencia sea la meta, la calidad es mejor. La calidad es el mejor plan de negocios.
- Hay que liberarse del bagaje de la sinceridad, y eso es quitarle la connotación moral, entonces queda la franqueza. El complemento de esta idea es la una cultura creativa saludable es que la gente quiera compartir sus ideas, opiniones, pero también las críticas. En un post previo hablé de una idea que me parecía fascinante, la distancia al poder, y es que Catmull dice que ‘el condicionamiento social le impide a las personas decir la verdad a quienes se perciben en una posición de más poder’.