Corría el lejano 2016. Instagram no era lo que es y Snapchat estaba teniendo muchas reseñas positivas. referentes a la creación y desarrollo de contenidos. Las marcas de medios estaban apostándole duro. Por ejemplo, Cosmo UK subía entre cinco y nueve productos a la semana con un diseño fenomenal, animado y ofreciendo una experiencia única.
Fast Company tenía una app para móviles en la que hacía una versión resumida de las historias más relevantes de su producto impreso y además, lo pimpeaba con música, juegos y demás cositas bobas que hacían un producto muy entretenido. Descubrí que las revistas para tabletas hacían cosas increíbles.
Me gustó tanto que diario entraba a ver qué cosas nuevas había subido Fast Company y lo confieso, me hice muy fan de Cosmo en Snapchat. Sin embargo, había un problema: no actualizaban constantemente los contenidos y eso mataba la experiencia.
¿La idea del contenido?
Siguiendo un poco la idea original de los blogs y del broadcasting, desde hace unos años me atormenta la idea de tener una app o similar que ofrezca un contenido al día y que brinde una experiencia única.
Hasta antes del boom del streaming, la gente era fiel a sus rutinas: ver el prime time en las noches, sintonizar los jueves el noticiero de King, los sábados a las 13 ver el futbol y los domingos en la noche ver “Siempre en Domingo”. Nos gustan las rutinas. Muchos tubers aún mantienen esa disposición. Lo que mi querido Óscar llama “La regla de los tres changuitos”.
Total, si ofrezco una experiencia única al día, la gente se acostumbrará y diario regresará a explorar qué hay de nuevo. ¿El problema? La programación, el diseño, el tema y lo más importante, el UX.
Aprendí lo básico las herramientas de Google de diseño y programación web. Puse a Raúl (mi todólogo digital experto) a parir chayotes con la idea y … no lo he logrado, pero algún día, sí.